Manos
- Laura Karina Villagra
- 1 jul 2018
- 1 Min. de lectura
«Hay manos que sienten, hay manos que avanzan seguras y firmes, calmando el dolor ajustando un hueso, relajando un músculo, dejando flexible la articulación. Hay manos que vibran, serenas y fuertes con un magnetismo de suave temblor sanando un tejido, despertando un nervio vendando un esguince, frotando un tendón… con la maestría del que tiene un don; hacer llevaderos -por rudos que sean- espasmo y angustia, insomnio y tensión. Manos que adivinan en donde nos duele y saben tocarnos con gracia y unción; aqui se detienen, alla se prodigan, con ritmo sedante cual una oración. Desprenden efluvios de luz bienhechora y dejan sus huellas mensajes de amor… y acuñan e irradian el arte de Hipócrates, la luz de avicenta, la magia del sol Si alguno descubre las manos que digo, ¡Bendigalos siempre con honda ilusión! porque transfiguran nuestra carne herida, ¡y curan, a veces, hasta el corazón!

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